Sístole Diástole fue presentada en Castillejar en su VIII ENCUENTRO DE ESCRITORES. Una presentación sin duda emocionante en la que el autor dedicó un poema a su padre, protagonista también de la dedicatoria de la novela.
(Autor a la derecha de la imagen)
ROTO EN MIL (Poema dedicado a su padre, Miguel Prieto García)
El pulso se me escapa de las manos,
curtidas por la sequedad de tu otoño de palabras caídas, de gotas de lluvia
ácida, forjadas en cada sílaba de cada uno de tus argumentos;
mi traje, manchado aún por
lamparones de humedad, me recuerda en diez eternos segundos empapados, que
fuiste importante en una vida repleta de esperanzas rotas y creídas. Ahora es
un adiós irónico que carga en la espalda de su memoria, un saco colmado de
olvidos, que no sabe ni cómo ni cuándo fue saciado.
Una mirada acuática inunda
nuestra despedida, mi momento, para hacerme ver la perspectiva greconiana del
mundo, cuando aún no ha caído la primera lágrima impotente.
Habito ahora en el
abismo de un agujero negro de latidos sordos para el exterior, y perdidos en mi
oído y ritmo interno; que me recuerdan con voz sigilosa y susurrante: “Estas
vivo”.
Escucho entonces, mi respiración y
ralentizo cada huída espirada con cada aterrizaje inspirado de este aire con
sabor y olor a tierra mojada. Una de mis conciencias razona e intenta
sincronizar tus porqués con los míos, y todo vuelve a empezar como un circuito
de alta velocidad, marcando vuelta rápida en cada pensamiento arrepentido.
El
ciclo se cumple en la siguiente lágrima de claridad compartida, y mi espiral de
tristeza pactada con el resto del mundo, se hace aún más grande. Encallo mis
rodillas contra el charco en el que dramatizaba aislado hace apenas unos
segundos.
El agua tirita y tambalea mi imagen, deformando una cara ya
deformada, con dos manos reflejadas a ambos lados, simulando a posteriori, el
destino que me aguardaba a priori.
Un eslabón encontrado que vuelve a ser
perdido, un silencio de árboles que me soplan, de pájaros que me gritan, de
coches que pasan inconscientes, doblegando y despertando mi repentino estado de
inconsciencia.
Miro a mi alrededor y todo se moviliza, el mundo gira y gira mi
tetrapléjica naturaleza. Sonrío y dirijo mis ojos entornados hacia delante,
haciendo ver a mis párpados una realidad desaparecida, hace apenas dos minutos
rotos en mil.